domingo, 30 de octubre de 2011

Antonio Vivaldi "El Otoño"

Antonio Lucio Vivaldi (Venecia 1678 - Viena 1741) Compositor y violinista italiano, el más influyente de su época. Igor Stravinski comentó en una ocasión que Vivaldi no había escrito nunca quinientos conciertos, sino «quinientas veces el mismo concierto».



Otoño (Concierto nº 3 en fa mayor, RV. 293)

Primer movimiento: Allegro

Los alegres campesinos celebran con danzas y cantos la recolección de la cosecha; musicalmente, la danza está escrita en un compás de 4/4, en donde las figuras rítmicas son iguales tanto para el solista como para toda la orquesta; el cambio rítmico del solista en arpegios de dobles corcheas describe a un borrachín que, después de varias travesuras, al fin se queda dormido.

Segundo movimiento: Adagio molto

Los demás campesinos no dejan solo a este borrachín y lo acompañan en su embriaguez hasta que el vino y el sueño los vence.

Tercer movimiento: Allegro

Llenos de gran entusiasmo y acompañados por los ladridos de sus perros y el sonar de sus cornos, los cazadores se dirigen al bosque.

Antonio Vivaldi se basó en un texto poético para crear "Las cuatro estaciones":

La Primavera:
Llegó la primavera y contentas aves la saludan con su canto, y las fuentes al murmullo del viento con dulce murmurar fluyen en tanto. El aire cubren con su negro manto, truenos y rayos, heraldos de su adviento; y al acallarse luego, aves sin cuento tornan de nuevo a su canoro encanto. Y así, sobre el florido ameno prado, entre plantas y frondas murmurantes, duerme el pastor con su fiel perro al lado. De pastoral zampoña al son chispeante danzan ninfas y pastores bajo el techado de la Primavera que irrumpe brillante.

El Verano:
Bajo la dura estación por el sol poseída languidece el hombre, el rebaño y arde el pino; lanza el cuco la voz y pronto oída, responden tórtola y jilguero al trino. Sopla el dulce céfiro y enseguida el impulsivo Bóreas arrastra a su vecino; y solloza el pastor, porque teme a la fiera borrasca y su destino. Quita a los miembros laxos su reposo por temor a los rayos, truenos fieros, avispas y moscas, en tropel furioso. Sus temores por desgracia son certeros. Truena y relampaguea el cielo grandioso tronchando espigas y granos altaneros.



El Otoño:
Celebra el aldeano con bailes y cantos de la feliz cosecha el bienestar, y del licor de Baco abusan tantos que termina en el sueño su gozar. Deben todos trocar bailes y cantos pues el aire templado da bienestar, y la estación invita tanto a tantos de un dulcísimo sueño a bien gozar. Al alba, el cazador sale a la caza con cuernos, perros y fusil, huyendo corre la fiera, síguenle la traza; Ya asustada y cansada del estruendo de armas y perros, herida y amenazada, harta de huir, vencida ya, cae muriendo.


El Invierno:
Temblar helado entre las nieves frías al severo soplar del hórrido viento, correr golpeando el pié cada momento, de tal frío trinar dientes y encías. Pasar al fuego alegres y apacibles días, mientras la lluvia fuera baña a ciento; caminar sobre hielo a paso lento por temor a caer sin energías. Cuidado al andar, resbalar, caer a tierra, de nuevo sobre el hielo ir a zancadas hasta que el hielo se abra en la porfía. Oír aullar tras puertas bien cerradas Siroco, Bóreas, todo viento en guerra. Esto es invierno, pero qué alegría nos produce.

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